Hoy: Así eran nuestros políticos necochenses en la escuela primaria.

Sale con fritas los sábados

Por Sócrates Maidana

Quisimos volver al pasado que nunca esta pisado, para reencontrarnos con lo mejor de nuestros políticos en su niñez y camino a la adolescencia.

Aquellas escuelas primarias, donde seguramente, y a juzgar por sus calidades intelectuales del presente, seguramente habrán repetido más de dos veces cada año. Bueno… solamente algunos... cuando digo algunos es más o menos el ochenta y tres por ciento, con un 17 restante de cinco arañando y siete de a ratos.

Con mi hijito Socratito indagamos sobre aquellas escuelas primarias, las vivencias de pibes macanudos que al cabo de los años resultaron los que nos cagaron la vida en los períodos institucionales.

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¿Que hacían nuestros políticos en aquellas escuelas primarias?

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José Luis Vidal: En su infancia loberense se encargó de desplazar a todas las maestras que se iban engripando. Se las ingenió para llegar bien a cada fin de año. Cada año que terminaba repetía aquello "no se si seguir...".

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Ana Asa: Hábilmente recorría los grados en búsqueda de apoyo para convertirse en Secretaría General del quinto grado B. Siempre fiel a su estilo a todos los estudiantes de primario les decía... "todo esta bien negrito". Al rato los dejaban a todos en penitencia, menos a Anita, la más bonita.

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Andrea Perestiuk: Era una niña muy cambiante, cada 3 meses cambiaba de banco como de partido político en su adolescencia. Sabía llevarle a la Directora siempre una buena manzana, que contrariamente a su idea socialista, casi nunca repartía.

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Pablo Benedini: Un poco haragán para las tareas físicas, se encargaba de los hechos culturales y de la venta de rifas. Lo hacía solamente si tenía un premio (o dos… o tres) a su denodado trabajo.

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Marcelo Ordoqui: Se ocupaba más de Independiente que de sus tareas en la escuela.  Se ponía muy contento cuando a la salida lo venía a buscar su padrino Roberto Porcaro, quien le ayudaba a hacer los deberes.

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Luciano Lezcano: Sufrió mucho de chico cuando los enviaban a un colegio privado. Varias veces intentó estatizar los inodoros del baño de damas y tres pizarrones de tercer grado "B".  Fue un gran especialista en recordar todas las fechas patrias y rendirle homenajes, estilo que perfeccionó durante su estadía como concejal del FPV.

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Ricardo Calcabrini: Recitaba de memoria el "Martín Fierro" a los 11 años, y leía de corrido Patoruzu a los 4 y medio. En los recreos aprovechaba para comentarles sobre Platón y Aristóteles a sus amiguitos del barrio de Rosario Central. Cuidaba mucho el lustrado de sus mocasines en cada cumpleaños de trece que se organizaba en la básica pegada a la escuela primaria.

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Gonzalo Diez: Siempre quiso ser el dueño de la pelota pero nunca le dieron bola. Se postulo varias veces para vicepresidente del Centro de Niños Radicales para el Cambio de segundo grado, pero no pasó las internas. Su padre siempre le aconsejaba el camino correcto en la vida. Luego de desvió de grande y se hizo concejal de la UCR siguiendo a Azcoiti y Esnaola.

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"Beto"Esnaola: Especialista en temas de historia, siempre sobresalió en  matemáticas a la hora de hacer cuentas para su bolsillo. Nunca le importó sacarse un tres porque terminaba negociando un seis. Intentó hacerle una Comisión Investigadora a la portera, hasta que negoció con la portera que todos los días le regalará caramelos.

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Fernando Khun: Era un chiquito tímido, que apenas levantaba su voz cuando pasaba al frente. Tuvo como compinche al niñito Daniel Molina que con el tiempo se preparaba para enterrarnos ocho años. Era tan bueno que nunca protestaba si no estaba la leche a las cuatro de la tarde.

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Mario Labataglia: De chiquito tuvo más pelos que ahora pero siempre las mismas ideas, faltar  por irse de vacaciones cuando se llamaba a los exámenes principales. Con el tiempo repitió aquellos años de nostalgia tomándosela en la discusión de la concesión de "El Chiquero".

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Pablo Aued: Niño muy inquieto y estudioso, era el primero de la fila tomando en cuenta la estatura. De chico pensó en un estacionamiento medido en la puerta del colegio, concesionar la biblioteca del establecimiento, y cambiar el cuadro del General San Martín por el de "Momo" Venegas. Sin dudas, un visionario.

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Arturo Rojas: Un ejemplo de pulcritud, nunca más peinado, siempre camisa limpia, y buen perfume. Capaz de convencer a la maestra de que antes de Colón a América llegó Unión de Santa Fe.

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Sandra Antenucci: Niña de pocas palabras que se las ingenió con perfil muy bajo para pasar todos los años sin dar un examen. Siempre a las órdenes de la maestra para levantar la mano, no pasar al frente, ir a hacerle los mandados...

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Martín Domínguez:   Mientras repasaba el manual del Alumno Bonaerense ya pensaba en la quinta sección electoral y una diputación provincial. Sabía que a su vida llegaría el celular, como para hacerla completa. Nunca le gustaba juntarse en grupo para jugar a la pelota, prefería comprarse su propia pelota y hacer su propio juego.

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Alejandro Issin: Quiso desde pibe quedarse con   la Gerencia de la escuela mientras era estudiante de primaria. Las autoridades del establecimiento le decían que era incompatible pero seguía adelante. Entre el peronismo y la Sociedad Rural no tuvo dudas....

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Gabriela Gongora: Era muy buena en Geografía, en seguida ubicaba los caminos para llegar a la meta. También en matemáticas, cuatro años por cuatro años, ocho años de Concejal. No aportaba muchas ideas en el grado, pero se la ingeniaba para llevar la bandera.

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Marisa Roldán; Tuvo una infancia muy dura en la escuela primaria. Se quedó en muchas materias y repitió varios grados, hasta que se dio cuenta que era el flequillo el que le impedía ver los textos. Desde chiquita admiro a los Rolling Stone y a Ramón Landajo.

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Facundo López: Siempre se especializó por las encuestas. La primera que realizó fue en primer grado donde le preguntaba  a los chicos "si les traigo caramelos todos los días ustedes opinan bien de mi". Ganador por el setenta por ciento difundía luego de las encuestas, afectando a su adolescente universitario como Roberto Rago, que varias veces lo fue a buscar a la puerta de la primaria.

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Cristina Biar: Pasó casi desapercibida por la escuela, casi no hay fotos de ella, no estaba en las fiestas de la primavera, y ni se la oía en clase.

Cuando terminó la primaria le preguntaron "quien era".

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Martín Orlando: De pequeño fue un chico muy seguro de si mismo, pero no estaban seguros los demás de él. Se presentó todos los años para Jefe de aula y no llegó, sin embargo insistió y al cumplir los 23 años, terminando sexto grado, tuvo su reconocimiento.

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Horacio Tellechea: Luchó mucho por llegar a ser abanderado, pero, un grupo de niños lo denunció por quedarse con una lapicera que ya no andaba, tocar las campanas mientras estaban en clase aunque él no saliera del aula, no pagar la cooperadora aunque estaba al día, fumar y tomar coñac en clase. Finalmente fue destituido de abanderado, aunque nadie finalmente se quedó con esa bandera.

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Gerónimo Venegas: Le costó aprender a leer y escribir. Rápidamente arma el Sindicato de Niñitos de la Primaria, incorporó una Obra Social con cobertura para los que se rompían la nariz jugando fútbol, y en los ratos libres visitaba a Jorge Bergoglio que comenzaba con los habitos. La única marcha patriótica que aprendió en la primaria fue La Marcha peronista.

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Roberto Porcaro: Rápidamente se ubicó en la mesa chica de la dirección de la escuela. Nunca quiso sacarse una foto ni firmar una nota, ni siquiera el diploma de fin de año. Desde atrás fue el técnico de la selección de básquet, negoció con la panadería el alimento escolar, puso un kiosco en los recreos y se unió con José Luis De Gregorio para concretar una pileta de natación  soñando con barcos que transitarán por allí.

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Gustavo Casas: Siempre fue un pibe de buen corazón. Quien lo llevó por mal camino en séptimo grado fue el niño Leonardo Ruggiero, quien lo alentó a la presidencia del aula 27 segundo piso, mientras Leo se convertía en representante de todas las aulas del distrito de Necochea. De muy pibe ambos se preguntaban sobre los pro… de la vida.

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Marcela Fernández Palma: No había fiestita de primaria que no estuviera presente. A los 9 años quiso ser maestra, a los 10 portera, a los 11 directoras, a los 13 rectora. Siempre presente en cada fiesta escolar, no se perdía ningún cumpleaños y terminaba asesorando sobre la torta de chocolate y los ingredientes.

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Horacio Castelli: Por su voz de muy pequeño lo utilizaban para asustar los perritos que estaban en el patio de la escuela. Comentaba a los diez años de que iría a aparecer el Mesías. (Apareció en el 2011 en la intendencia). Quiso humillarse ante los compañeros de grado haciéndose hincha de Banfield en 1960.

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Gustavo Florentín: Era el encargado de unir posiciones entre los que venían del centro y de los barrios. Se llevaba bien con los que robaban las facturas en los recreos y los "bochos" de diez en los exámenes. Ya en la primaria confundía a muchos cuando se definía peronista y radical... de Boca y de River... de Chevrolet y de Ford. Le gustaba inventar nuevas figuras, en cuarto grado impulsó a la maestra a punto de jubilarse como candidata a secretaría general del SUTEBA.

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"Perico"Azcoiti: Tenía un banco sólo porque nadie quería sentarse con él. Era el único que no ponía guita para las figuritas, ya usaba bigote a los doce años para hacerse más serio. Todos los 29 de cada mes los chicos del grado lo agasajaban con ñoquis. Siempre se recuerda una anécdota que lo pinta de cuerpo entero. Se cayó una señora mayor en plena calle y se le desparramaron  dos monedas. "Perico" tuvo el gran gesto de no dejar esas monedas en el piso.

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Esas eran escuelas primarias.

De allí salieron estos genios.

Con el tiempo eligieron el mal camino.

Ni los consejos los hicieron cambiar...

Ni sus padres, ni abuelos, ni tíos mayores.

Se hicieron políticos.

Un camino sin retorno.

Bueno... no tanto… sin retornos...................

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